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Desarrollo Rural: Una difícil misión

  • Foto del escritor: Mauricio Uribe López
    Mauricio Uribe López
  • 29 dic 2021
  • 3 Min. de lectura

¿Qué diría Eduardo Caballero Calderón si pudiera ver, sesenta años después de publicar Siervo sin Tierra, los dramas actuales del campesinado colombiano? El país ha cambiado mucho y no son pocos los progresos tanto en las ciudades como en el campo. No comparto la fatalidad que habita en la expresión “todo tiempo pasado fue mejor” porque ignora los frutos más recientes del esfuerzo y el ingenio humanos, pero también rechazo la autocomplacencia que cierra los ojos frente a las injusticias actuales. Siervo Joya ya no representa al campesino de hoy. Sin embargo, hay algunas continuidades desconcertantes. Por ejemplo, es una vergüenza para el país que 11,5 por ciento de la población mayor de 15 años en las zonas rurales sea analfabeta, como lo acaba de revelar el Censo Nacional Agropecuario CNA. A pesar de sus múltiples manifestaciones urbanas, el conflicto armado ha sido fundamentalmente rural. Los campesinos han tenido que padecer los horrores morales de la guerra. También han estado en desventaja social y económica. El gobierno nacional expidió hace unos días un conjunto de decretos para reorganizar la institucionalidad rural y agropecuaria del país. El sistemático debilitamiento institucional del sector rural durante los últimos veinticinco años, ha sido un obstáculo para la adecuada provisión de bienes públicos en el campo. También ha debilitado la productividad del sector agropecuario y su capacidad para generar empleo. Hoy, éste representa apenas cerca de 6 por ciento del Producto Interno Bruto. Además, la elasticidad promedio del crecimiento del empleo en las zonas rurales al crecimiento del PIB agropecuario es negativa: -0,52. Hay que promover industrias y agroindustrias en las zonas rurales que no operen como economías de enclave y hay que apoyar a la economía campesina. Los agricultores familiares, a pesar de las condiciones adversas en las que trabajan, aportan más de la mitad de la producción agropecuaria del país. Uno de los mayores obstáculos que enfrenta la economía campesina es la falta de acceso a activos productivos: tierras, asistencia técnica, crédito y riego intrapredial. La Misión para la Transformación del Campo (Misión Rural), con base en la Encuesta de Calidad de Vida, señala que 63 por ciento de los hogares rurales no tiene acceso a ninguno de los cuatro activos mencionados. Menos del 10 por ciento de los hogares tiene acceso a crédito y asistencia técnica. A la tierra tiene acceso 36 por ciento de ellos pero los tamaños de los predios son demasiado pequeños. Esto es una de las terribles consecuencias de la concentración de la propiedad rural: De acuerdo con el CNA, 69,9 por ciento de las Unidades Productivas Agropecuarias corresponde a predios con menos de cinco hectáreas y ocupa 4,8 por ciento del área censada. De otro lado, 0,4 por ciento de ellas, con predios de más de 500 hectáreas, ocupa 40,1 por ciento del área. La Misión advierte que la comercialización de los productos de la agricultura familiar es una verdadera odisea porque no hay vías ni condiciones equitativas de negociación con los intermediarios y las centrales de abastos. Apenas 6 por ciento de los casi 142 mil kilómetros de vías terciarias está pavimentado. Y solo 33,5 por ciento de las que se encuentran pavimentadas está en buen estado. 70 por ciento de las vías terciarias tiene recebo o afirmado y únicamente 18,5 por ciento está en buenas condiciones. Los pequeños productores rurales están aislados y así no pueden cooperar para transformar y agregar valor a su producción y para comercializarla. El CNA encontró que 73,7 por ciento de los productores residentes en las zonas rurales no pertenece a ningún tipo de asociación. La tarea de recuperar institucional, social y económicamente al campo colombiano es una compleja misión. Los decretos del gobierno parecen un primer paso en la dirección correcta pero el camino es muy largo y difícil. Eso requiere voluntad política y recursos técnicos y financieros. La Misión Rural estima que sus estrategias costarían 13 billones de pesos anuales entre 2016 y 2030. En 2014 la inversión en el sector agropecuario solo fue de 2,9 billones de pesos. La brecha es grande pero la tarea es inaplazable. Siervo Joya ha cambiado pero no su situación de desventaja.

Publicada en LA PATRIA de Manizales.

Fecha de publicación: Sábado, Diciembre 19, 2015

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